Cirugía estética y funcional de los párpados.
Los párpados son una delicada estructura formada por piel y mucosa, cuya función es proteger al ojo de la sequedad, los traumatismos y los cuerpos extraños.
Además de sus funciones protectoras sobre el globo ocular, los párpados tienen un importante componente estético: la expresividad de la mirada está condicionada en gran medida por el aspecto de los párpados, por lo que sus alteraciones bien por enfermedad o por envejecimiento pueden modificar de forma notable el aspecto de nuestro rostro.
Afortunadamente, existen cirugías mínimamente invasivas para la mayoría de las alteraciones que pueden afectar a los párpados: exceso de piel, bolsas grasas, párpados caídos, párpados retraídos, etc. Estos procedimientos se realizan, en la práctica totalidad de los casos, bajo anestesia local y sin necesidad de ingreso, restaurando las funciones protectoras para el globo ocular y mejorando el aspecto estético de los párpados, tan importante para nuestra mirada.
Las operaciones diseñadas para mejorar el aspecto estético de los párpados se denominan de forma genérica Blefaroplastia. Podemos distinguir a su vez tres grupos de blefaroplastia: la blefaroplastia de párpados superiores, inferiores o de cuatro párpados (en el caso de que se realice una blefaroplastia de párpados superiores e inferiores a la vez). Generalmente en los párpados superiores existe un exceso de piel, acompañado o no de un exceso de grasa, mientras que en los párpados inferiores suele ocurrir al contrario, habitualmente existe una hernia de grasa con poco o ningún exceso de piel.
Las cirugías de párpados no estéticas, llamadas funcionales o reconstructivas, pueden ser muy variadas, desde simplemente la eliminación de quistes de grasa a reposicionar un párpado caído o cuyas pestañas rozan el globo ocular. Estas cirugías generalmente se desarrollan bajo anestesia local y con una rápida recuperación. La eliminación de tumores, especialmente si son malignos y de un tamaño considerable, suele requerir de cirugías más complejas en las que puede ser necesario el uso de injertos y de anestesia general.
No, existen algunas técnicas alternativas a la cirugía como son la toxina botulínica o la inyección de ácido hialurónico.
La toxina botulínica es un producto que permite, tras inyectarla en el músculo, paralizar la acción de éste y así conseguir efectos deseables como eliminar las arrugas del entrecejo o las patas de gallo. Su efecto es transitorio, con una duración aproximada de entre 3-6 meses.
Otro tipo de sustancias inyectables son los denominados fillers o sustancias de relleno. Existen diferentes productos pero la estrella indiscutible en este apartado es el ácido hialurónico. Esta sustancia natural (nuestro cuerpo la produce en grandes cantidades en cavidades como las articulaciones o el globo ocular) produce un incremento de volumen que permite corregir algunos defectos en el área palpebral y facial. Es reabsorbible, variando su duración en función de la cantidad y densidad del ácido hialurónico inyectado, aunque en general perdura de 6 a 12 meses.
Sí. La blefaroplastia es una cirugía que se beneficia considerablemente del uso del bisturí láser. El láser de CO2 permite realizar cortes con un sangrado prácticamente nulo, por lo que el desarrollo de hematomas se reduce drásticamente y se acorta el periodo de recuperación. Además, la utilización de este láser en modo fraccionado permite eliminar las arrugas por fotoenvejecimiento y restablecer una piel más lisa y luminosa.